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Luego de esta victoria, los Incas conquistaron sin muchas dificultades la parte central de la sierra hasta llegar a la zona de Quito, donde establecieron un gran centro de poder con carácter básicamente militar, y organizaron como provincias del imperio a los territorios intermedios. Los Huancavilcas y los Chonos –valerosos pueblos que habitaban las márgenes de los ríos Guayas y Daule- engañaron a Tupac-Yupanqui, mataron a sus emisarios y no se dejaron dominar.
Tupac-Yupanqui no pudo vengar la afrenta, debido a que exigencias relacionadas con el manejo del imperio lo obligaron a regresar al Cuzco.

Poco tiempo después de su regreso al Cuzco, murió Tupac-Yupanqui, dejando como sucesor a su hijo Huayna-Cápac, quien en 1493 –al conocer que los pueblos del norte se habían vuelto a revelar- preparó una nueva campaña para iniciar una vez más la reconquista y pacificación de los pueblos quiteños.

Al poco tiempo de haber iniciado su marcha hacia el norte, Huayna-Cápac aceptó una invitación que le hiciera Tumbalá, cacique de Puná, donde fue recibido –al igual que los delegados de su padre- con muestras de aprecio, pero cuando los Incas se prepararon para volver a Tumbes, los punaes aflojaron las sogas de las balsas en las que estos debían viajar, las mismas que se desbarataron en medio del mar, causando gran número de muertos entre las tropas cuzqueñas.

Indignado, Huayna-Cápac volvió a la Isla con un gran ejército y exterminó a toda la población en edad de tomar las armas, dejando con vida solo a las mujeres y a los niños. Posteriormente pasó a la región de los Huancavilcas a quienes –para vengar lo que estos habían hecho a los embajadores de su padre- castigó también terriblemente.

Terminada la campaña en las regiones costeras Huayna-Cápac llegó a Tomebamba donde instaló su cuartel general.
Entonces, mientras reorganizaba su ejército y esperaba la llegada de refuerzos, el soberano se dedicó a embellecer la ciudad donde había nacido, levantando espléndidas construcciones como el Palacio de Mullucancha, construyendo acequias, y restaurando el gran camino imperial –iniciado por su padre- que debía llegar hasta el Cuzco.

Cuando terminó de reorganizar su ejército, Huayna-Cápac marchó hacia el norte para enfrentar a los pueblos que conformaban la confederación quiteña que se había congregado bajo el mando de Cacha Duchicela, sucesor de Hualcopo, a quien se padre había derrotado.

Para poder vencer la resistencia de Cacha –que contaba con el respaldo de otros jefes y caciques como Calicuchima, Nazacota Puento y Pintag, cuyos ejércitos peleaban con extraordinaria bravura y coraje- Huayna-Cápac debió recurrir a los más terribles métodos, aplicando con dureza feroces castigos en los que abundaron las mutilaciones, los destierros, las movilizaciones en maza y las matanzas colectivas.

Sólo así, luego de intensas y sangrientas luchas en las que ninguno de los dos bandos pidió ni dio cuartel, al no poder establecer sus dominios de manera definitiva el Inca decidió imponer un castigo ejemplarizador a los pueblos quiteños, y en 1945, en un acto de terrible venganza procedió a masacrar a más de treinta mil Caranquis de Nazacota Puento, a los que degolló a orillas de una laguna, cuyas aguas se volvieron rojas por las sangres de las víctimas. Por esta razón la laguna adoptó el nombre de Yaguarcocha, que significa Lago de Sangre.

Finalmente, para asegurar su dominio Huayna-Cápac tomó por esposa a la princesa Paccha –hija de Cacha-, de cuya unión nació Atahualpa, último emperador de Quito y del Tahuantinsuyo.
Conclución:
Lo que yo entiendo por el Reino de Quito, es que es la cabecera principal de varias tribus que pasaron por la región como los Quitus los cuales le infundieron su nombre, los Caras los que conquistaron a los Quitus y por último la invasión Incaica donde se asentaron 40 años aproximadamente.

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